Tafonomia Forense
- Conocimientos básicos.
- 24 mar 2015
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Engloba las técnicas de la arqueología y la antropología física forense en la investigación sobre el proceso tanatológico. El uso de modelos tafonómicos en el análisis de contextos forenses permite estimar el tiempo transcurrido desde la muerte, reconstruir las circunstancias antes y después de la depositación del cadáver y discrimina los factores en los restos humanos que son producto de la conducta humana, de aquellos producidos por los sistemas biológicos, físicos, químicos y geológicos. Las técnicas tafonómicas indican cuando los cadáveres fueron atacados por carnívoros, roedores o asesinados por seres humanos. Las diferentes formas en las que actualmente los criminales disponen de los cadáveres y segmentos de los mismos pueden confundirse fácilmente por la acción de los diferentes tanatofagos. La conducta de los homicidas puede introducir variaciones extremas de transporte, desmembramiento y otras alteraciones en los restos humanos. Existen grandes diferencias entre los grados de intemperismo, tanatofagos y el patrón de dispersión de cuerpos en desiertos, bosques, bajo el agua, en la tierra, que el método tafonómico puede ayudar a describir y explicar.
TAFONOMIA FORENSE Y DESCOMPOSICIÓN CADAVERICA.
Como la descomposición de un cadáver es un fenómeno normalmente progresivo, también lo serán los caracteres tafonómicos y sus variaciones, dependiendo del momento y lugar en que estudiemos los restos. Todo Antropólogo Forense sabe muy bien por experiencias personales lo difícil que es determinar la fecha o data de la muerte. Es por eso que hay que observar hasta el más mínimo detalle que pueda orientarnos sobre el tiempo transcurrido desde la muerte y la aparición de los restos. Aquí la experiencia que proporciona el haber estudiado muchos casos y la analogía son los factores que más nos van a ayudar a realizar un diagnóstico, si no exacto, sí lo más aproximado posible, de la data de la muerte.
Entre las numerosas variables que influyen en la descomposición cadavérica, las más importantes son: la Temperatura (las alternativas que pueden sufrir los cuerpos tales como congelación - descongelación es uno de los factores que aceleran la descomposición y la desarticulación), el Peso, Volumen y Condiciones físicas y biotipológicas del cadáver, la Actividad bacteriana, la Actividad de los insectos necrófagos. No olvidemos nunca que las larvas no gustan de la luz del sol, lo que es una de las razones de que respeten la piel a cuya sombra puede desarrollarse una gran actividad larvaria. Es muy frecuente hallar cadáveres con la piel y tegumentos enteros y sin embargo vacíos en su interior, devorados los órganos internos totalmente por las larvas, quedando el cuerpo como una especie de saco vacío.
Otros factores que actúan sobre la descomposición de los cuerpos son los vestidos, la ropa que lleve puesta el cadáver, o bien la Acción de fenómenos meteorológicos, aparte de la Temperatura mencionada. Por ejemplo, la acción de la lluvia. También influye que quede el cuerpo o una parte de él bajo un montón de hojarasca.
Uno de los factores tafonómicos que puede acelerar la descomposición de alguna parte en especial de un cadáver es la existencia en ella de una herida o lesión en la piel, fractura, orificio de bala o arma blanca, aplastamiento, es decir una puerta de entrada. Si vemos un cadáver que presenta una agitación larvaria en alguna región del cuerpo podemos sospechar que allí hubo una herida, una lesión abierta. Por ejemplo si en el dorso del antebrazo que no es un lugar normal para la entrada de larvas hay una masa larvaria, hay que pensar en una lesión de defensa ante un arma blanca u otro instrumento agresor. Y lo mismo si vemos pulular larvas en la palma de la mano, lugar no habitual para éstas, hay que pensar que la víctima trató quizás de defenderse agarrando el cuchillo agresor con esa mano y se produjo una lesión que aprovecharon las moscas para depositar sus larvas.
En la descomposición de un cadáver intervienen no sólo bacterias e insectos sino muy diversas especies animales que llamamos en términos generales, carroñeros. Las alteraciones tafonómicas que producen sus dientes y uñas nos permiten saber a qué especie pertenecían.
El olor de la orina o los excrementos del cadáver suele ser el indicador para comenzar el ataque, así como la existencia de alguna lesión sangrante o interrupción de la continuidad de la piel. La acción desarticuladora de los carroñeros será más fácil si ha habido una fase previa de intensa actividad bacteriana o destrucción por insectos.
Son características tafonómicas las marcas dejadas por los cánidos, especialmente la forma en V que dejan los colmillos. En algunos casos éstos pueden quedar clavados en partes depresibles como es el caso de algunas epífisis, en cuyo caso, aparece un orificio circular que corresponde a la sección del colmillo.
En el proceso de descomposición del cadáver, lo primero que suele separarse es la cabeza. Por su forma globulosa que no coincide con la cavidad bucal de perros o gatos, las partes que suelen atacar son las apófisis mastoides que hacen saliente, o los arcos zigomáticos, después de haber devorado las partes salientes de la cara.
En el caso de que el cráneo haya sufrido amplias fracturas es más fácil que arranquen los fragmentos de hueso y devoren su contenido. Más fácil será si se trata del cráneo de un niño cuyos huesos son mucho más frágiles.
Redactor: #nocturnovh
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